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Proyecto liderado por la Escuela de Pedagogía PUCV busca reducir el abandono escolar e impulsar la equidad

El programa tutorías pedagógicas, tiene como objetivo favorecer la permanencia en el sistema educativo de estudiantes, provenientes de Residencias Familiares o afectados por pobreza multidimensional. Durante el 2021 este proyecto, acompañó a 100 estudiantes y el 2022 a 85, quienes, al día de hoy, permanecen en el sistema escolar.

Más de 50 mil estudiantes abandonaron el sistema educativo en Chile en 2022 y 227.000 salieron de él entre 2004 y 2021, según datos recientes, entregados por el Ministerio de Educación (MINEDUC). Una cifra preocupante si pensamos que la clave de la movilidad social es lo que sucede dentro de las aulas. La razón, es que la permanencia y culminación de la enseñanza básica y media, permite a niñas, niños y jóvenes, desarrollar sus habilidades y conocimientos, propiciando que en un futuro accedan a mejores ingresos y en definitiva concretar sus proyectos de vida.  La necesidad de promover la retención escolar, entonces es, un aspecto fundamental para avanzar a sociedades más justas y equitativas

A partir de ese contexto, la Escuela de Pedagogía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), UNESCO y el MINEDUC, trabajan desde 2020 en el desarrollo del programa: “Tutorías Pedagógicas”. Iniciativa, cuyo eje central es potenciar habilidades cognitivas, sociales y emocionales en estudiantes que se encuentran en riesgo de abandono escolar. Alumnos que en su mayoría provienen de Residencias Familiares, dependientes del Servicio Nacional de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia (Mejor Niñez) o están afectados por pobreza multidimensional. El programa les brinda tutorías personalizadas que les entregan herramientas que favorecen la resignificación de sus procesos escolares.

Abandono silencioso

Si bien, Chile, lidera las tasas de cobertura educativa dentro de los países de América Latina, existen escuelas que, por diversas razones, no logran identificar las causas del abandono escolar, pues los estudiantes comienzan a vivir un proceso de desvinculación gradual de sus comunidades educativas. Es decir, no anuncian que van a abandonar la escuela, sino que muestran síntomas como ausentismo o asistencia intermitente. Un abandono silencioso que provoca lejanía y desconexión entre estudiantes, profesores y comunidad escolar. Dando a entender que el fenómeno del abandono escolar es algo que no siempre es percibido por el profesor o la comunidad escolar.

En esa línea, la primera fase del proyecto se enfocó en escuelas consientes del abandono escolar y que creyesen que hay algo por hacer en torno al tema, según explica la Dra. Marta Quiroga, directora del proyecto y académica de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV).  “Trabajamos con alrededor de 100 estudiantes en riesgo de abandono escolar, pertenecientes a colegios de Valparaíso y un staff de 20 tutores, cuya función principal era apoyarlos, individualmente, dos veces por semana. En estas sesiones, cada estudiante trabajaba en desarrollo de sus habilidades emocionales, sociales, cognitivas o metacognitivas y la resignificación de la Escuela”.

“Algo fundamental para la permanencia en la escuela son los vínculos que el estudiante genera con su profesor jefe, los profesores de asignaturas, sus compañeras y compañeros de curso y la comunidad escolar en general. Nuestro programa busca precisamente revelar estas variables. Esto último, sin contemplar factores terapéuticos, pues entendemos que, si existe, por ejemplo, un trastorno de aprendizaje o alguna dificultad psicológica, la Escuela cuenta con profesionales para trabajar en ello”, agrega la académica de la PUCV.

Un segundo elemento que favorece la permanencia escolar de alumnos de sectores socioeconómicos desfavorecidos es el desarrollo de la capacidad de pedir ayuda. En ese sentido, la Dra. Marta Quiroga explica que “una de las cosas que les sucede a estos estudiantes es que se van sintiendo, cada vez más, menos competentes para aprender y no logran pedir ayuda. Por esta razón, las tutorías que estamos implementando han sido creadas como una instancia que les ayuda a insertarse en la escuela, comprender las lógicas de sus compañeros, a tomar confianza para hacer preguntas al profesor y, por supuesto, también para pedirle ayuda”. 

Una mejor inserción en la escuela

Si bien en la primera fase, el proyecto carecía de instrumentos, capaces de entregar datos suficientes sobre la identificación de las necesidades de los alumnos, por ejemplo: nivel de desarrollo de su autoestima académica, autoconcepto, problemas que los afectaran o cuál era su visión sobre el sistema escolar, el proyecto fue madurando con el tiempo, los datos obtenidos fueron muy interesantes. A partir de esos resultados, el MINEDUC solicitó a la PUCV volver a implementarlo. Etapa en la cual se elaboraron nuevos instrumentos como un diagnóstico inicial y final del estudiante de tal manera que permitiera realizar un análisis comparativo. Esto último en todas las variables: sociales, emocionales y de resignificación de la experiencia escolar.

A partir de esto, Alejandro Rabuco, académico de la PUCV y coordinador territorial del programa, señala que “durante el 2020 se realizaron más de 1300 sesiones de tutorías pedagógicas, concluyendo el proceso satisfactoriamente 76 estudiantes con un 5.6 de promedio final. Todos estos estudiantes se mantuvieron matriculados y asistiendo a sus establecimientos de forma regular durante el año 2021 y 2022”.

Entre los años 2020 y 2022 el programa ha trabajado con 18 establecimientos educativos de la región de Valparaíso, manteniendo índices positivos de evaluación por parte de directivos y docentes. Respecto a este último punto, el profesor Rabuco, menciona que “un 75% de los docentes de los establecimientos donde se implementó el programa mencionan que las tutorías ayudo a los estudiantes a permanecer en la escuela, un 77% de los estudiantes manifestaron que las tutorías le han ayudado a saber cómo aprender mejor y un 84% de los estudiantes sienten que su participación en tutorías les ha ayudado a conocerse de mejor manera”.

Frente a estos datos, ha sido posible evidenciar que el programa Tutorías Pedagógicas además de colaborar en la tarea de promover la retención escolar, ha sido un puente que permite incentivar la inclusión en las comunidades educativas de los estudiantes más vulnerables.

Estudiantes como agentes de su propio cambio

En cuanto a su estructura, el programa en el que también participan las profesoras de la PUCV, Paula Soto Lillo del Instituto de Historia y Jessica Medina Pérez de la Unidad de Formación Inicial Docente, se basa en dos metodologías basadas en la teoría del apego, entendido como aquella relación afectiva profunda e importante que establecen los seres humanos y que puede desarrollarse entre los hijos e hijas y sus madres/padres y también entre estudiantes y profesores. “Primero identificamos y trabajamos con el alumno tratando de entender su historia y a partir de esto, definimos el modelo de vinculo a trabajar con el alumno. Es decir, si este va a estar orientado a la relación o la tarea. Una vez hecho esto, trabajamos fuertemente en la construcción del vínculo, tutor-estudiante, mediante la metodología de entrevistas motivacionales”, explica Marta Quiroga.

Estas metodologías permiten a los tutores/as conocer a cada uno de sus cinco tutorados, identificar sus intereses y necesidades. Planificar sesiones individualizadas y acompañar el desarrollo de sus habilidades y resignificar su experiencia escolar. Se desarrolla una relación de confianza, la que permite al estudiante planificar e implementar paulatinamente un proceso de cambio, revalorizando el rol de escuela para el desarrollo de su proyecto de vida.

En un momento en el que la desigualdad escolar se está profundizando dadas las cifras de abandono escolar en Chile y un contexto de pobreza infantil, acrecentada con la pandemia del covid-19, este programa es una estrategia que puede colaborar con las organizaciones escolares para proteger las trayectorias escolares de los estudiantes y concretar el derecho a la educación que tiene cada estudiante.