El programa -que tiene nueve años de trayectoria y dada la contingencia por el COVID 19- asumió el desafío de la formación virtual y, tras dos meses de iniciadas sus clases, dos alumnos y un profesor conversan sobre cómo ha sido esta experiencia.
19.05.2020
La emergencia sanitaria que afecta a nuestro país implicó para la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso suspender todas las clases presenciales, tanto de pregrado como de postgrado. En ese contexto, el Magíster en Liderazgo y Gestión en organizaciones Escolares, dirigido por la Doctora María Verónica Leiva, modificó su programa para adaptarlo a la modalidad online. Al respecto, el profesor Franco Guidi, de la Escuela de Ingeniería Industrial, destaca la buena voluntad y flexibilidad de los estudiantes para adaptarse rápidamente al nuevo formato y también para retroalimentar a los docentes en cuanto a qué cosas mejorar.
El profesor señala que los principales desafíos que ha debido enfrentar desde que se iniciaran las clases online en el mes de marzo, son la adaptación de las metodologías de un formato presencial, que involucra importantes discusiones y trabajo grupal, tanto en el aula, como fuera de ella, y que ahora deben llevarse a métodos virtuales. “Esto ha sido enfrentado utilizando las herramientas disponibles -en nuestro caso la plataforma Zoom- para habilitar el trabajo grupal en clases y el trabajo ‘fuera del aula’”, explica. Otro desafío ha sido la dinámica misma de las sesiones, que en el caso de las clases de los días sábado, exigen al estudiante mantener su atención durante toda una jornada, lo que a juicio de Guidi ha sido posible gracias a la “paciencia y buena voluntad de los estudiantes”.
En términos generales, ¿cómo evalúa hasta ahora el desempeño y adaptación de los estudiantes a la metodología virtual?
“Me parece extraordinario cómo se han desempeñado. Rápidamente aprendieron a hacer uso de los medios tecnológicos y luego los comenzaron a utilizar autónomamente para realizar sus propias reuniones de trabajo y estudio. Tal vez uno de los factores que también influyó positivamente es que para ellos estos medios tecnológicos también son herramientas que debieron utilizar en el propio quehacer profesional”.
¿Cree que la formación online llegó para quedarse o la ve como un proceso transitorio?
“La formación online llegó algún tiempo atrás, solo que de ella participaba un número de programas más reducido, mayoritariamente asociado a universidades extranjeras. Simplemente, no le habíamos puesto suficiente atención. Ahora que nos involucramos en la formación online debemos entender los desafíos, oportunidades y riesgos que esta significa. En primer lugar, es mucho más que hacer una clase mediante alguna plataforma para videoconferencia y apoyarse en el Aula Virtual: involucra el desafío de rediseñar metodológicamente nuestros cursos para sacar provecho de los recursos virtuales como, por ejemplo, el uso de videos, de pizarras virtuales, o de votaciones, que agilizan las interacciones con los estudiantes.
En segundo lugar, se abren oportunidades, puesto que permite incorporar una mayor flexibilidad en el proceso formativo, el que ya no se ve obligado a ocurrir en un mismo espacio y tiempo. Por lo tanto, abre la puerta para que muchas más personas puedan participar de él. Con esto uno piensa rápidamente en nuevos estudiantes, pero también debemos pensar en la posibilidad de que los cursos incorporen docentes y expositores de distintas instituciones del mundo.
En tercer lugar, la oportunidad que trae la deslocalización tiene también otra cara: el mundo de la educación y, sobre todo el del postgrado, se volverá en el corto plazo mucho más competitivo. Aquí es donde aparecen las ofertas de cursos y programas de universidades extranjeras que ya tienen una experiencia dictando cursos online. Eso nos obliga a generar programas que no solo sean atractivos por las capacidades que desarrollen, sino también por el uso de herramientas y métodos avanzados que nos pongan a la altura de la oferta internacional”.
La experiencia de los estudiantes
Por su parte, los alumnos Matías Benavides y Marta Álvarez, se manifiestan muy conformes con la implementación del sistema virtual por el contexto de la pandemia y destacan que, al compararlo con experiencias anteriores similares, esta ha sido mucho más satisfactoria. “En un curso a distancia tú administras tus horarios y revisas las clases en los momentos que tengas disponibles. Los trabajos también los realizas de forma individual y no existe mayor interacción con los demás compañeros (…) la comunicación suele ser unidireccional, un poco forzada y el diálogo esperado no se desarrolla como se espera. El caso del magíster es completamente diferente puesto que existen horarios y sesiones programadas que se respetan a cabalidad, existe más interacción con los compañeros en las clases y fuera de éstas y, por otra parte, el proceso de tutoría de los docentes es mucho más personal y cercano, lo que propicia un aprendizaje más dinámico, activo, participativo e integral”, explica Matías.
Por su parte, Marta Álvarez reconoce que “si bien se extraña el contacto humano”, los recursos utilizados por los docentes y su manejo de éstos le han permitido desarrollar las sesiones siguiendo una metodología que no tiene mucho que envidiar al proceso presencial. Trabajos en grupo, dinámicas de participación y co-creación o trabajos de investigación a distancia, son algunas de las modalidades que han podido experimentar a través de la plataforma Zoom.
“Mi adaptación ha sido bastante fácil y cómoda. El programa de magíster nos capacitó previamente en el uso del aula virtual y, posteriormente, en la plataforma zoom, por lo tanto, las clases han resultado desde el comienzo sin ninguna dificultad. Y han estado siempre pendiente de nosotros, a través de su Directora; por su parte, los profesores también han sido bastante flexibles en el trabajo realizado”, destaca esta psicóloga y sostenedora de un colegio ubicado en Cartagena, provincia de San Antonio. Y añade algo no menor: la modalidad online le ha permitido compatibilizar los estudios con su vida familiar. “Tal vez si hubiese viajado para cada clase se habría generado un problema o estaría agotada. Además, a mis hijos les resulta entretenido que su mamá estudie igual que ellos”.
Fuente: Centro de Estudios Avanzados y Extensión – PUCV