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Escuela de Pedagogía presentó libro: “Evaluación educativa para la justicia social: Desafíos y horizontes desde una perspectiva internacional”

El texto enfatiza la necesidad de integrar las dimensiones clave de la justicia social en la evaluación educativa, con el objetivo de generar un impacto más equitativo y transformador desde el aula. En este sentido, se cuestionan los sistemas de evaluación educativa en América Latina y Europa, analizando su rol en la perpetuación de inequidades, y se proponen alternativas que fortalezcan su vínculo con la justicia social en diversos contextos nacionales.

Tradicionalmente, las evaluaciones se han centrado en medir la efectividad y eficiencia de programas y políticas, sin cuestionar, necesariamente, las estructuras sociales subyacentes que perpetúan la desigualdad. Sin embargo, cuando se entiende la evaluación como una herramienta vinculada a la justicia social, es posible utilizarla para identificar cómo los diferentes grupos sociales (en términos de género, etnia, clase, orientación sexual, entre otros) se ven impactados de manera desigual por las políticas, programas y proyectos. En este sentido, la inseparabilidad de la evaluación y la justicia social, se basa en la comprensión de que las evaluaciones no ocurren en un vacío social, sino que están insertas en contextos marcados por desigualdades, discriminación e inequidad.

En consonancia con esta perspectiva, la Escuela de Pedagogía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), presentó el libro “Evaluación educativa para la justicia social: Desafíos y horizontes desde una perspectiva internacional”. Publicación que examina la relación entre evaluación educativa y justicia social, a través de un análisis de cómo los sistemas de evaluación pueden contribuir a la promoción de la equidad en diversos contextos con un enfoque que va desde lo macro político a lo microeducacional. Además, la obra, propone un vínculo más estrecho entre evaluación, justicia social y las posibilidades pedagógicas para la transformación social, abogando por la implementación de modelos de evaluación contextualizados, que respeten las particularidades culturales, sociales y políticas de cada país o región.

Coordinado por el Dr. José Miguel Olave, jefe del Componente Pedagógico de la Escuela de Pedagogía de la PUCV, junto a las académicas Dra. María Teresa Flórez (U. de Chile), Dra. Tamara Rozas (U. de Chile) y el Dr. Felipe J. Hevia (CIESAS-Golfo), este libro fue presentado por las académicas Alejandra Falabella (UAH) y Gloria Contreras (PUCV), junto a Carla Varas, coordinadora pedagógica del Área de Mejora Continua de la Unidad Técnico Pedagógica del SLEP Valparaíso. Durante la presentación, las intervenciones de estas expertas ofrecieron una reflexión crítica y profunda sobre el contenido de la obra, abordando el tema desde diversas perspectivas académicas. En conjunto, sus intervenciones brindaron una visión integral sobre cómo los sistemas de evaluación en distintos países se ajustan o se distancian de los principios fundamentales de la justicia social.

De un enfoque competitivo a un modelo inclusivo y democrático

A modo de introducción en la presentación de este libro, la Dra. Teresa Flórez, reflexionó sobre los efectos negativos de los sistemas de evaluación en contextos de políticas educativas de mercado. Flórez destacó que la evidencia demuestra que estas políticas generan discriminación, segregación y un empobrecimiento de la experiencia pedagógica, al centrarse únicamente en calificaciones estandarizadas y en la preparación para pruebas. “Este escenario nos llevó a pensar en la necesidad de explorar alternativas en los sistemas de evaluación, replanteando su rol en la sociedad. Se trata de transitar desde una lógica competitiva, individualista, excluyente y normalizadora, hacia enfoques que dieran mayor relevancia al uso de la evaluación como herramienta para la mejora del aprendizaje en un sentido profundo y significativo”, señaló Flórez.

“En este sentido, nos impulsó la necesidad de retomar la relación entre la evaluación y las grandes discusiones políticos-filosóficas sobre la educación y su función en la sociedad. Esto implicaba superar la concepción de la evaluación como un dispositivo técnico, neutral y portador de una verdad absoluta, una ilusión que ha sido ampliamente cuestionada por autores y autoras de la sociología de la educación y los estudios críticos de política educacional. Así, como autores, nuestras reflexiones giraron en torno al análisis de los desarrollos históricos de la filosofía política, especialmente, en torno al concepto de justicia social y sus dimensiones de distribución y redistribución, así como el reconocimiento de la diversidad y la participación. Además, levantamos evidencias sobre las experiencias de injusticia en la evaluación y exploramos ejemplos nacionales e internacionales que podrían ofrecer alternativas a las prácticas y políticas evaluativas actualmente predominantes”, agregó la profesora de la U. de Chile.

Sandra Catalán, Gloria Contreras, Alejandra Falabella, Carla Varas y José Miguel Olave

Evaluaciones que construyen inequidad

En su intervención, Alejandra Falabella, profesora de la Universidad Alberto Hurtado y una de las académicas encargadas de presentar el libro, subrayó que la política educativa que más ha trascendido a nivel global ha sido la implementación de pruebas estandarizadas. A partir de esta reflexión, destacó que el principal aporte del libro, radica en cuestionar y desafiar la arraigada creencia en Chile de que, sin una evaluación a gran escala como el SIMCE, el sistema educativo quedaría a la deriva. Falabella enfatizó que, en realidad, los profesores poseen un saber pedagógico valioso, que a menudo es ignorado o subestimado. Según ella, la mayor contribución de este libro es precisamente problematizar cómo se realizan las evaluaciones en distintos países, mostrando que no existe una única fórmula para abordar la evaluación educativa. En cambio, se deben considerar diversas formas de interpretar y utilizar los datos, reconociendo que cada contexto nacional tiene sus propios debates y respuestas.

Alejandra Falabella destacó también en su intervención que uno de los principales méritos del libro es su enfoque integral sobre la justicia educativa, que no solo se limita a cuestionar las políticas a nivel macro, sino que también se interesa por su relación con la práctica en el aula. En este sentido, el libro, explicó, plantea la necesidad de lograr una coherencia sistémica en todos los niveles del sistema educativo, desde las evaluaciones a gran escala hasta las dinámicas propias del aula, cuestionando cómo estas políticas se deben implementar de manera coherente y conectada. «Al enfrentarse a las pruebas estandarizadas, se les está transmitiendo a los docentes una concepción de lo que se considera una ‘buena’ evaluación, lo que genera una contradicción: por un lado, se les exige avanzar hacia una evaluación centrada en el aprendizaje, pero, por otro, deben cumplir con evaluaciones que premian o castigan a los estudiantes de manera rígida”, sostuvo.

Lecciones internacionales sobre evaluación educativa: avances y estancamientos

Haciendo un análisis comparativo de los casos internacionales expuestos en el libro, Alejandra Falabella, señaló que existen situaciones complejas y significativas en cuanto a la evaluación educativa. “En México, por ejemplo, se implementaron evaluaciones con altas consecuencias que terminaron generando corrupción y prácticas como la vinculación de los salarios docentes con los resultados. Esto provocó un cambio de rumbo en las políticas educativas. En Noruega, en tanto, aunque existe una cultura sólida sobre la evaluación docente, también enfrentan tensiones al respecto, con evaluaciones anuales que, aunque no tienen consecuencias directas, continúan generando debate. En Argentina, uno ve fluctuaciones en las políticas de evaluación muestran una mayor flexibilidad en comparación con Chile, donde las prácticas están profundamente arraigadas”. 

“No es que simplemente los sistemas de evaluación reflejen la inequidad, sino que estas evaluaciones son las que construyen la inequidad, perpetuando la diferenciación entre las escuelas en lugar de fortalecerlas. En nuestro país, por ejemplo, precisamente hoy, los estudiantes de cuarto y segundo medio están realizando la prueba SIMCE, conscientes de que están siendo clasificados, lo que puede derivar en la posibilidad de cierre de escuelas. Ese peso recae directamente sobre los docentes y los estudiantes. Resulta frustrante leer algunos capítulos de este libro, ya que, aunque vemos trayectorias de países que, a pesar de haber sido críticos con estas políticas, han logrado implementar cambios, en Chile seguimos estancados en las mismas prácticas,» agregó Falabella.

Justicia social y evaluación formativa: integración de dimensiones clave

En su intervención, la Dra. la profesora Gloria Contreras, destacó la estructura de siete que componen este libro y el análisis comparativo que presenta acerca de casos provenientes de América Latina y Europa. “Lo que me pareció especialmente relevante fue cómo los autores organizaron cada capítulo en torno a tres preguntas clave: ¿Cómo se integran, o no, las dimensiones de la justicia social en cada caso, específicamente, la distribución, el reconocimiento y la participación? ¿Qué limitaciones y potencialidades se presentan en el contexto específico de cada caso? y, finalmente, ¿Cómo se puede imaginar una perspectiva más equitativa de la justicia social en cada caso?”.

Asimismo, la profesora Contreras reflexionó sobre la relación intrínseca entre la evaluación formativa y las dimensiones de la justicia social. Explicando que, “al considerar elementos como el diálogo, la participación estudiantil y la mejora del aprendizaje y la enseñanza, se hace evidente que esas tres dimensiones (distribución, reconocimiento y participación) están profundamente integradas en una buena evaluación formativa. Cuando las evaluaciones formativas son exitosas, no solo mejoran la enseñanza, sino que también contribuyen al aprendizaje de los estudiantes, generando en ellos una sensación de bienestar. Para ilustrar esto, se puede realizar el ejercicio de preguntar a los estudiantes sobre sus experiencias con evaluaciones formativas efectivas, y cómo estas generan un impacto emocional positivo tanto en los estudiantes como en los docentes”, expreso la académica de la PUCV.

El impacto de la sobreintervención: la necesidad de una evaluación transformadora desde las aulas

Según lo señalado por Carla Varas, el sistema educativo chileno se encuentra altamente sobreintervenido, ya que las escuelas deben rendir cuentas no solo a apoderados, estudiantes y la Superintendencia de Educación, sino también a autoridades intermedias, lo que desplaza el enfoque principal de la educación: enseñar y generar aprendizajes que permitan a los estudiantes sentirse seguros y felices dentro de sus aulas. “Salvo el indicador de asistencia, ninguno de estos indicadores impuestos, refleja un verdadero compromiso con el aprendizaje real de los estudiantes. En este sentido, el libro plantea que, ante estas dificultades, es necesario involucrarse activamente en la realidad de los estudiantes, generando espacios de rebeldía desde las aulas, donde la práctica educativa puede ser más transformadora que cualquier medida impuesta desde arriba”, señaló Varas.

“En la educación pública, trabajamos en un contexto sumamente adverso. ¿Qué sucede, por ejemplo, si un niño participa en el SIMCE tras haber vivido la noche anterior una balacera en su comunidad? Más allá de la controversia sobre la validez de las pruebas estandarizadas y su relación con el aprendizaje, esta situación refleja una realidad diaria en las aulas: estudiantes asustados, sin dormir, sin una alimentación adecuada y alejados de un ambiente propicio para el aprendizaje. Cuando estos niños llegan a la escuela, lo que necesitan es encontrar un espacio seguro, donde se sientan protegidos, y donde la persona encargada de evaluarlos no se limite a realizar su tarea sin establecer ningún vínculo significativo. Este aspecto resulta fundamental en el proceso educativo”, sostuvo la coordinadora pedagógica del Área de Mejora Continua de la Unidad Técnico Pedagógica del SLEP Valparaíso.